EL REY DEL CLAN

Nunca pensó que tras una vida dedicada a servir a su rey, al final terminaría de esta manera.
Tras ello en lugar de honores y reconocimiento lo único que había conseguido era conservar su vida, pese al esfuerzo de muchos por lograr lo contrario. Su pericia y destreza con la espada, su intuición y su olfato de viejo zorro le habían ayudado a salir airoso de numerosos lances.
En numerosas ocasiones pensó en huir fuera de España, pero el amor que sentía por su patria y el orgullo de sentirse español, se lo habían impedido. No en vano había luchado junto a los más valerosos tercios españoles.
Por las noches le asaltaban los fantasmas de sus compañeros, de sus amigos muertos en cien batallas, de aquellos que dieron su vida con arrojo y valor, unas veces conquistando y otras defendiendo lo conquistado. ¿Todo eso para qué? Todo eso para nada, para satisfacer la codicia y el ansia de poder de un rey déspota que sólo pensaba en sí mismo y que manejaba a los demás a su antojo, como si fuesen posesiones suyas.
Al rey le juró lealtad, pero a ese idiota engreído no. El día en que el válido del rey cruzó la línea que no debía, cambió su vida para siempre.
Bastó el dardo de una ballesta en aquella garganta, bastó el grito sordo que emitió al notar como le atravesaba, bastó el ruido grave de su cuerpo al caer desplomado al suelo, para que se transformase de General del Ejército de España, honrado y condecorado en numerosas ocasiones, en un prófugo buscado por la justicia y al que el rey había puesto precio a su cabeza.
Ese rey al que un día juró lealtad y a cuyo servicio ganó innumerables batallas, le había degradado, menospreciado y humillado.
Durante un tiempo vivió rodeado de maleantes, mendigos y desertores del ejército, siempre ocultando su verdadera identidad y con el tiempo llegó a conocer a otras personas, hombres y mujeres, avezadas en mil batallas o simplemente huidas de la guardia por tomarse la justicia por su mano, una justicia que realizaron a favor de sí mismos y en perjuicio de algún gran señor o algún noble.

Allí fue donde conoció a las personas con las que compartiría su vida desde aquel momento. Junto a unos cuantos hombres y mujeres, todos ellos hábiles con la espada, con la mente o con la palabra, y fundó una sociedad secreta, un clan al que puso por nombre Hispania y del que fue proclamado rey con el nombre de Esloru, abreviatura de Esteban Lope Ruiperez, el que un día fuera uno de los generales más gloriosos que tuvo España.

VIVA HISPANIA Y VIVA ESLORU, SU REY!!!!!!

Siempre a tus órdenes jefazo, como hispana y como amiga!! Y un olé por el general conner que siempre nos asombra con los orígenes de cada uno de nosotros!!!

¡¡¡LARGA VIDA AL REY!!!
¡¡¡LARGA VIDA A HISPANIA!!!
Y tres hurras por el autor ¡Hurra, hurra y hurra!

Agradecido estoy,pero te sugiero que cambies el segundo apellido pues es Ruiz solamente,un fuerte abrazo AMIGO.

Que gran historia compañero. Si quieres ir empezando las segundas partes de algunas (como la mía) estaría encantado.

Por Esloru!!!!
Por Hispania!!!

Por la justicia!!!


Siempre a sus órdenes!!!